Más allá de una Sesión Tántrica…
- Tantra Luna
- hace 5 días
- 3 Min. de lectura
Ese primer encuentro con la pregunta: “¿Cuál es tu intención?” o “¿Qué vienes a trabajar el día de hoy?”
La cara generalmente expresa cierto desconcierto y sobre todo para quienes jamás han pasado por aquí, algo de incertidumbre.
Much@s están aquí porque quieren experimentar algo nuevo, desconectarse, volver a sentirse, relajarse… todas las intenciones son válidas.

Cuando a través de una serie de preguntas, establecemos un vínculo de confianza, y descubren que más allá del tiempo que compartiremos y la energía que co crearemos, la intención de las sesiones es llevar lo aprendido a su día a día, la gran mayoría opta por abrirse a trabajar algún aspecto de su vida personal. Puedo compartirles con gusto, que la mayoría vuelven permitiendo así, ir quitando capas y trabajar cada vez más y más profundo.
Es común que estén pasando por episodios de estrés en sus vidas. Los detonantes, en su mayoría, son aspectos que los acompañan en su cotidianidad (trabajo, familia, tráfico). Estamos conscientes de que en muchos casos, no son factores que podamos eliminar del todo (PRINCIPIO DE REALIDAD), y esa tampoco sería una solución.
Es justo ahí en donde juega un papel importantísimo el beneficio de estas prácticas. Cuando en medio de situaciones incómodas, logramos poner nuestra atención en “lo que sí”.

Ayer tuve un día, que me puso a prueba de mil maneras y me llevó a poner en práctica mucho de lo que trato de compartir con quienes confían en los beneficios que puede traerles el Tantra. Son estos los días que podemos percibir como bellas invitaciones a vivir siendo un poquito más congruentes.
La atención en la respiración, la libertad de movimiento, el ser selectiva con lo que elijo ver, escuchar, y percibir, la forma en que recibo un comentario que pretende agredir u ofender y lo que hago con todo esto, son sólo algunas de los ingredientes que sí dependían de mí.
Estuve haciendo un trámite burocrático durante 5 horas, mismas que pasé en un galerón, lleno de sillas y gente cansada, inconforme, desesperada, aburrida, aturdida… y no, no me refiero a quienes esperábamos (aunque muchos también lo estaban), sino a quienes ahí laboran y para quienes ese es el día a día.
Me sorprendió para bien estar tan en paz; tener tanta paciencia; entender que los insultos, no hablaban de mí, sino de la persona que los estaba produciendo, y fue a ella a quien decidí darle todo el amor del que fui capaz.

Esto no lo hice solamente por ella, reconozco que había ganancias secundarías que me beneficiaban y eso está bien. Me siento bien con generar situaciones amables y agradables para mí y para quienes me rodean. La primera intención, era permanecer en una frecuencia que disfruto. La segunda era que de eso dependía que yo no tuviera que volver a pasar otro día ahí. Reconozco que lo hice por las dos y elegí hacerlo con amor, con compasión, y con toda la paciencia que hay en mí.
Salí muy cansada pero muy satisfecha por haber contribuido a dibujar una sonrisa en el rostro de una mujer de mi edad, que acostumbrada a recibir insultos y malos modos, es lo que tiene a mano para dar.
Esta hermosa mujer, sonrió, compartió, expresó, rió, se sintió escuchada y vista, porque lo fue.
Gracias, hermosa vida por mostrarme el beneficio real y tangible de lo que llevo practicando tanto tiempo.
Con amor,
Mar.

💫 Si estás en Playa del Carmen, México y sientes el llamado a regalarte un momento para ti, conectar con tu energía y abrirte a una experiencia transformadora… puedes escribirme con confianza. Estaré encantada de acompañarte en este camino.

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